Estas notas fueron escritas en 2002 (según indica la fecha de creación del archivo y que, además, ha sobrevivido a la migración a cuatro computadoras). Recuerdo que nacieron con el propósito de optar a alguna beca para cursar estudios de pregrado en Estados Unidos.
Yo ya me había graduado de ingeniero casi un año antes, pero no tenía inconvenientes incluso de cursar de nuevo la misma carrera porque el agobio del «no hay futuro», me consumía como a Sarah Connor las llamas de sus pesadillas.
Era una competencia con pocas probabilidades de éxito, sin embargo, pasé hasta la segunda ronda y en esa vuelta tocaba hacer un ensayo sobre algún líder local y exponer por qué esa persona era un ejemplo a seguir. Escogí a José Napoleón Oropeza porque en aquellaépoca yo participaba en un taller de lectura poética en el Ateneo de Valencia (al que jamás llamaré MUVA) y me pareció, que, a pesar de todos los escollos, Oropeza había logrado mantener el Ateneo a flote sin desvirtuar su propósito.
Sé que este texto puede parecer demasiado amable —la gestión de Oropeza tuvo sus bemoles—, pero la suma de sus aciertos creo que fue positiva y eso es lo que quiero rescatar ahora que el escritor nos ha dejado.
Después de que nuestro Skynet local ha mantenido por años su política de tierra arrasada, seguimos aquí, construyendo desde lo íntimo, desde lo privado, en el cine, la literatura, la música, incluso en las iniciativas públicas se cuela el espíritu crítico. El propósito del ateneo de Oropeza sigue en pie, vive en quien lee, pinta o escribe sin ánimo de complacer, sino de resistir.
Así que, si estás leyendo esto, tú eres la resistencia.
El
tema del liderazgo y los líderes ha sido estudiado desde diversos ángulos desde
el siglo XX. Se pueden tener tantas definiciones como autores se consulten,
ningún concepto de liderazgo parece ser concluyente,existen puntos de coincidencia y divergencia
entre los investigadores, así por ejemplo, para Antonorsi y Szilágyi el líder
es un guía “persona que conduce y enseña a otra el camino, es una persona que
dirige y enseña a otra para hacer o lograr lo que se propone”.1 Sin embargo, para Maxwell el líder es la persona
que puede influenciar a otras: “después de más de cuatro décadas de observar el
liderazgo en mi familia, y después de muchos años de desarrollar mi propio
potencial, he llegado a esta conclusión: el liderazgo es influencia”.2 Aunque ambas son diferentes, las apreciaciones se
complementan y de ahí se puede argumentar que el liderazgo es la capacidad de
motivar y enseñar a otros a trabajar por un objetivo común. Tanto el equipo de
trabajo como el líder forman una dupla simbiótica en la cual el líder conduce a
la meta a través de varios pasos, según Antonorsi y Szilágyi éstos son:
Definir la
realidad. ¿Dónde estamos?
Compartir una
visión. ¿A dónde vamos?
Armar el equipo.
¿Quiénes vamos?
Guiar al equipo.
¡Vamos!
Celebrar los
logros. ¡Llegamos!
Este es un esquema que puede verse
dentro de la gestión del Dr. José Napoleón Oropeza quien se ha desempeñado como
presidente del Ateneo de Valencia durante once años. Oropeza nació en Puerto Nutrias, Estado Barinas en 1950, vive en Valencia desde los quince años. De
inteligencia precoz, aprendió a hablar latín fluidamente a los trece años y da
sus primeros pasos en la literatura a través de la poesía. A los diecisiete
recibe unpremio literario en el liceo
José Rafael Pocaterra por un ensayo sobre la novela Cubagua -obra que él
considera fundamental dentro de la narrativa venezolana- gracias a este
reconocimiento entra a trabajar en el Ateneo de Valencia. A los diecinueve gana
el Concurso de Cuentos de El Nacional, con la obra La muerte se mueve con la
tierra encima. En 2002 vuelve a ganar este certamen con el cuento Entrela cuna y el dinosaurio. Obtiene su doctorado en Londres a finales de
los años setenta y actualmente se desempeña como profesor de postgrado de la
facultad de educación de la Universidad de Carabobo, el rol de docente ha
acompañado a Oropeza durante toda su vida. A lo largo de su carrera como
escritor ha publicado alrededor de doce libros y ha sido más reconocido por su
labor como escritor que como gerente cultural. La intención de este ensayo es
la de enseñar esta otra faceta de Oropeza como ejemplo de una gerencia pública
eficiente.
Como ya
se señaló, Oropeza se inicia en el Ateneo a los diecisiete años, desde entonces
se ha desempeñado en varios cargos dentro de la institución lo cual le permitió
concebir su propio concepto acerca de la función de los ateneos y museos. Según
sus propias palabras la función del ateneo es: “debe ser el gran vaso
comunicante entre todas las instituciones... es el espejo de la comunidad y
debe ser su gran líder” así mismo “deberían ser los espejos de la democracia en
el sentido de la alternabilidad, la oportunidad de que la gerencia la efectúen
miembros de la junta directiva de manera alterna.”Oropeza es electo como
presidente del Ateneo en Marzo de 1991. En aquel entonces gana las elecciones
con un programa muy concreto de trece puntos el cual se ha desarrollado desde
el inicio de su gestión. La llegada de Oropeza no es entonces casualidad,
ocurre como consecuencia de una visión muy clara de lo que se deseaba. Él logró
transmitir sus esperanzas y sueños de una forma tan clara que logró hacer que
los demás los tomaran como propios, entonces se puede comprobar que la
influencia es ciertamente uno de los elementos fundamentales del liderazgo.
Desde sus primeros días como presidente, Oropeza se fijó como misión modernizar
la labor del Ateneo, porque éste permanecía anclado a una visión atrasada del
quehacer cultural.Sin embargo, mantuvo
los programas permanentes como el Salón Michelena, la Bienal Pocaterra, los
Cuadernos Cabriales y la biblioteca Enrique Tejera. De esta forma, se inició un
proceso de cambios, conservando los logros de las gestiones anteriores. Oropeza
identificó realidad del momento, decidió lo que debía modificarse y aquello que
debía permanecer, cumpliendo así el primer paso del modelo enumerado al
principio (¿dónde estamos?). El primer año de Oropeza al frente del
Ateneo se inició con metas específicas entre las cuales se destacan:
§Ampliación de la sede, hasta lograr la
construcción de un edificio de ocho (8) niveles que albergue: biblioteca,
cafetín, salas de exposición, espacio de usos múltiples, dependencias
administrativas, depósito, auditórium y espacio para talleres.
§Reorganización curricular de la casa de los
talleres.
§Reorganización de la biblioteca y restauración
de los volúmenes históricos.
§Creación del teatro infantil Cataplum.
§Creación del circuito de títeres Correcaminos e
implantación de módulos en diversos sitios del Distrito Valencia.
§Cursos de formación y capacitación para el
personal que labora en el Ateneo.
Con estos objetivos, el nuevo
presidente fijó las metas de los próximos años, basado en ideas propias y
ajenas, las cuáles transmitió a su equipo de trabajo. De esta forma, Oropeza
pasa al segundo paso del esquema (¿a dónde vamos?) con metas claras y
precisas.
Luego de
rodearse de un equipo de profesionales en las áreas administrativas y
artísticas, formó una estructura organizacional horizontal, se rediseñaron los
talleres creativos para la comunidad y así nació Fundataller, en un modesto
local alquilado en la parroquia San José. Esta nueva fundación se encargaría de
ser un semillero de nuevos artistas en las áreas de narrativa, pintura,
fotografía, escultura, poesía. Además de ser un puente con la comunidad para seminarios
literarios y de apreciación artística. Así Oropeza cumple con el tercer paso
del esquema (¿Con quién vamos?) al rodearse de un equipo de trabajo que
lejos de opacar su labor, ha sido la clave de su éxito dentro del Ateneo.
En el
transcurso de once años el Ateneo se ha enfrentado con el sempiterno problema
del presupuesto, actualmente funciona con un gasto de doce de millones de
bolívares mensuales, este ha sido el presupuesto desde 1996 (es decir, de $25,500 en 1996 a $12.500 en el 2002), sin embargo, la
administración eficiente y la búsqueda de otras fuentes de financiamiento
dentro de la industria privada (patrocinantes, donativos de materiales, etc) ha
permitido no sólo mantener a flote la institución, sino llevar a cabo los
programas de modernización. Otra solución ha sido el autofinanciamiento a
través de iniciativas como la Librería Cubagua.Esto demuestra una visión que va más allá de detenerse ante los
problemas y llevarse las manos a la cabeza, la actitud del presidente ha sido
la búsqueda constante de soluciones inmediatas y permanentes. La guía de los
líderes en momentos difíciles es vital para mantener el entusiasmo dentro de
las organizaciones. En este sentido, Oropeza ha sido un magnífico guía para el
personal del Ateneo. Lo cual lo encaja perfectamente con el cuarto paso del
esquema principal (¡Vamos!).
Si bien
para Oropeza aún quedan muchas metas por cumplir, es interesante hacer un
balance de los avances durante su gestión, los proyectos enumerados al inicio
de su programa se materializaron en el Museo Salón Arturo Michelena, finalmente
inaugurado en noviembre de 2001, la estructura consta de seis pisos, salas de
exposiciones, áreas administrativas, presidencia, terrazas, biblioteca y centro
de documentación. La reorganización de los talleres dio como resultado la
cátedra de estudios libres Ida Gramcko, Fundataller pasó a instalarse
definitivamente en la calle posterior al Ateneo y ahora se conoce como la casa
de los talleres. Así mismo en el año 1994 se iniciaron los cursos de
apreciación artística que evolucionaron hasta permitir la creación del Centro
Piloto Luis Eduardo Chávez en 1999. Este instituto tiene como misión la
formación de profesionales en diversas áreas del arte y gerencia cultural,
además de los talleres individuales de fotografía, dibujo, pintura, orfebrería
y teatro. Sus egresados obtienen títulos avalados por el Ministerio de
Educación Cultura y Deporte como Técnicos Superiores Universitarios en Arte.
Como líder del Ateneo, Oropeza ha llegado lo suficientemente lejos como para
celebrar sus logros, cerrando así el círculo del esquema inicial (¡Llegamos!).
En el año
1999, Oropeza fue electo como presidente de la asociación de ateneos de
Venezuela, desde ahí quiso transmitir su visión al resto de los ateneos del
país y así nació la visión de los Museos sin Muros, es decir, diseñar
instituciones culturales con el fin de establecer una relación geográfica y
ecológica con la comunidad, además de tener una estructura organizativa que
facilite el contacto con el hecho cultural. Sin embargo,debió dejar el cargo por motivos de salud.
Oropeza
se ha definido así mismo como un soñador de grandes metas, tanto en su rol de
artista, gerente y maestro, ha demostrado siempre ser una persona inspiradora
que ha sabido rodearse de los mejores valores humanos en cada una de las áreas
de su vida. Obviamente no se amilana ante los obstáculos y prefiere superarlos
manteniendo la vista fija en su objetivo. Se ha involucrado con cada uno de los
empleados del Ateneode Valencia y conoce muy bien a su equipo de trabajo.
Además disfruta de sus éxitos y ha demostrado que la gerencia pública eficiente
es posible. Por estos elementos se puede concluir que José Napoleón Oropeza es
un líder de la difusión cultural que sin duda ha dejado una huella para ser
seguida.
Actualmente es coordina el taller de narrativa “Escribe tu cuento” en la Fundación La Letra Voladora. Además de colaborar con microcuentos en el sitio web www.microcuentos.es
La presente
antología recorre cuatro décadas de labores poéticas de Esteban Moore (1952),
desde su primer poemario, aparecido en 1982, hasta el más reciente, publicado
en 2019. Dichas labores se combinan con el trabajo en prosa, en forma de
ensayos y artículos, y con la traducción, en su caso de poesía y prosas en
inglés.
Jorge Luis Borges y Esteban Moore en 1975. Página 12.
Las lecciones,
postuladas e implícitas, del alto modernismo en literatura: Ezra Pound (Make it
New), James Joyce (Ulises, Finnegans Wake) y T. S. Eliot (La tierra baldía) son
el trasfondo o background en el que Moore se basa, junto a las corrientes,
tendencias y tradiciones locales (la gauchesca, la ciudad con sus “urbanidades”
como los Cafés porteños, y elementos y “zonas” de nuestra lengua como el
lunfardo, el mismo castellano rioplatense, etc.), para desarrollar su propia
voz, y su propia poética. En Jorge Luis Borges (1899-1986): el escritor poeta
–un ensayo publicado primero en diarios y revistas, y luego en un volumen–
Moore da cuenta de los múltiples elementos que confluyen o pueden confluir para
que se establezca un linaje original en una cultura. Para su concepción, “una
tradición literaria debiera ser concebida como un prolongado proceso dialogal en
el cual participan un conjunto de voces, propias y ajenas, las que a través de
la lectura, la traducción y la reescritura, actividades que constituyen un
indudable acto de interpretación y apropiación, se amalgaman en una voz
posterior, adquiriendo en la fusión nuevo sentido”. Agregando: “Las poéticas no
se imponen unas a otras: interactúan, cooperan, se hibridan, como en las
ciencias se fundan en aquello que las precede”.
Esta cuestión de
poéticas, que Moore entiende como “un debate estético que se ha extendido de
diversas maneras y formas hasta nuestros días”, se puede apreciar desplegada
–de la potencia al acto– a lo largo de sus libros en general, y de los de
poesía en particular: desde La noche en llamas (1982), Providencia terrenal
(1983) y Con Bogey en Casablanca (1987), pasando por Tiempos que van (1994) e
Instantáneas de fin de siglo (1999), hasta El avión negro (2007) y Las promesas
del día y otros poemas (2019). En todos estos libros se encuentra ese “acto de
interpretación y apropiación” constituido por “la lectura, la traducción y la
reescritura”. El presente libro intenta brindar una muestra de ello, compilando
medio centenar de piezas tomadas de todas estas publicaciones. Sólo se exceptúa
aquí a Partes mínimas uno / dos (2006), omitido debido a su integridad
“orgánica” como obra: setenta piezas, cuyo título lo constituyen versos de
poetas en otros idiomas, numeradas.
Los primeros
poemarios de Moore contienen, en general, versos breves y concisos, referidos a
un lugar y a la identidad, como el titulado con comillas, igual que el famoso
tango de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel: “Mi Buenos Aires querido”; además, al
oficio: “Encargo para el poeta”; a otras personalidades de la poesía, como
“Alejandra”, dedicado a Pizarnik; e interrogaciones, exclamaciones y clamores a
la “Patria”, a tono con la época de muertes e incertidumbres en la que surgen.
Jorge Santiago Perednik, en Nueva Poesía Argentina durante la dictadura
(1976-1983), libro publicado en 1989 y reeditado en 1992-1993, compiló allí cinco
poemas de Moore: “Pregunta 2”, “Sueños del día”, “Ser somos qué?”,
“Transpiraciones” y “Muerte natural”, tres de los cuales se reproducen también
aquí. Con Bogey en Casablanca significa un salto cualitativo, una ampliación,
afianzamiento y robustecimiento de su voz, en tonos y temas; es el poemario que
más piezas aporta a la presente publicación: doce, incluyendo “Al margen de la
noche”, de factura lírica breve y sencilla, pasando por “Las calles” y “El
café” –tópicos a los que volverá, bajo otras formas, en un reciente volumen de
ensayos: Reunión de extraños: Borges, Buenos Aires, el café, Jack Kerouac y “Con Bogey en Casablanca”otras cuestiones–, hasta , una de sus más destacadas y
difundidas piezas, donde convive-combina la clásica película con –nuevamente–“Carlitos” (Gardel), en cruces temporales, entre imágenes y diálogos. De ahí
que colegas, poetas de generaciones y camadas anteriores y posteriores,
apreciaran temprana y favorablemente la poesía de Esteban Moore, desde Joaquín O. Gianuzzi y Elizabeth Azcona Cranwell, pasando por Luis Benítez y Jorge Rivelli, filiándola a lo que ha terminado denominándose para la poesía local
“generación de 1980”.
Los dos poemarios
siguientes, aparecidos en la década de 1990, siguen incorporando temas,
conjugando pasado y presente, referenciando lo urbano y lo rural, lo individual
y lo colectivo, con distintas jergas y términos. Títulos como “In vitro” y
“Lectura”, “Ángeles caídos” y “Breve vuelo transandino” ya indican una
dirección –o, cuando menos, alguna pista o intención–, donde Moore también
apela a las experiencias propias y al recuerdo, consolidando su voz, y
extendiendo su poesía –a veces, a lo largo de varias carillas– en versos más
extensos.
Finalmente, los
dos poemarios aparecidos en pleno siglo XXI, El avión negro y Las promesas del
día y otros poemas traen nuevas referencias al ambiente rural, como en “Mirá
eso, pronto no lo volverás a ver” y “Chacareros”, nuevamente apareciendo
elementos autobiográficos. Esto comentó el mismo poeta en una entrevista que le
hice en 2020: su infancia transcurrió en torno a la localidad de Lobos –lo que
daría contraste luego, al conocer la ciudad–, de donde emergen dos “símbolos”
de la cultura y la política, y de allí provienen cantidad de recuerdos. Contó:
“Nací de paso en Buenos Aires, en una clínica de Palermo. Sin embargo, pasé mi
infancia en las inmediaciones de Lobos, la tierra de los dos Juanes: PerónyMoreira. De aquellos días me quedan distintas imágenes: la llanura tendida de
la denominada cuenca del Salado castigada por la sequía y la inundación, el oro
de los campos de trigo en diciembre surcados por las grandes trilladoras, los
paisanos arreando la novillada, las fiestas criollas, las carreras cuadreras y
los domingos en los boliches de campaña. Pero, en 1961, con la excusa de darme
una mejor educación, me enviaron a vivir a Buenos Aires a la casa de mi abuela
materna. Entonces descubrí, aquello que en visitas ocasionales hasta entonces
no había advertido, la gran ciudad. Quedé deslumbrado. Por eso siempre recuerdo
aquellos versos de Guido y Spano, como si fueran propios: ‘He nacido en Buenos
Aires/ ¡qué me importan los desaires/ con que me trate la suerte!/ Argentino
hasta la muerte/ he nacido en Buenos Aires.’ Los escuché por primera vez en
1967”. Mientras que, por otra parte, “Asado en la Barra de Maldonado”, por
ejemplo, acude otra vez al recuerdo de una vivencia, aunque en tiempos más
recientes.
Entre las poéticas
y tendencias que encuentra durante y en la posdictadura, Perednik destacó,
entre las revistas que se fueron consolidando hacia 1979, a Sátura, aparecido
su primer número en 1980, “bajo la dirección de Fernando Kofman acompañado en
los primeros números por Mariano Aufgang y luego por Esteban Moore”. Y señala:
“Aunque tuvo un criterio de publicación amplio, es llamativa por lo poco
frecuente en un medio cultural como el argentino, afrancesado, la atracción de
los responsables por la literatura anglosajona y centroeuropea”. Moore, ya se
dijo, traduce la lengua inglesa –especialmente de Estados Unidos, y
particularmente la poesía de los beat–, y dicha actividad, junto a los libros
publicados en Argentina y varios países de América Latina, se aprecia en un
buen número de revistas en donde aparece, a lo largo de las décadas. Sólo para
hacer referencia al ámbito local, el Archivo histórico de revistas argentinas
(AhiRA) permite una rápida pesquisa en su web, para encontrar a Moore
traduciendo y publicando a Allen Ginsberg y a Jack Kerouac, escribiendo
reseñas, y publicado poesía propia en revistas de Buenos Aires y otras
ciudades: Contrapelo, El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol, Unicornio,
La Pecera, Diario de poesía y Hablar de poesía. Ha sido y es una presencia
constante en el panorama poético argentino, y, también, latinoamericano.
La poesía de
Esteban Moore se despliega, entonces, como una voz, como una obra –lograda con
arte y oficio–, de libro a libro. Dialoga, y pone en diálogo obras, culturas y
lenguas, desde cada poema. Poema que, como postulara Octavio Pazen El arco y
la lira (1956), constituye la poesía misma. Es esta parte integrante de una
poesía nacional (o rioplatense) cuya amplitud y variedad, profundidad y
vitalidad ya ostenta más de dos siglos de vida –sumándole casi un cuarto de
este tercer milenio–. Moore recupera y reelabora la tradición –conserva y
supera, en el sentido mallarmeano (hegeliano) del término–, se enriquece con
múltiples lenguas, y genera su propia voz, poniendo en acto una “invención
verbal” (como dijera Terry Eagleton), opuesta al uso cotidiano y más o menos “funcional”
diario, al desgaste del idioma utilitario y corriente, y especialmente contra
la presente época, en la cual campea a sus anchas el “globish”, un inglés
(básico) “global”, neolengua funcional a los poderes económicos y políticos
establecidos –como señala, critica y polemiza Barbara Cassin en Elogio de la
traducción (2016)–, y donde el empobrecimiento del pensamiento y la expresión
en todos los estamentos y sectores sociales es notorio actualmente, promovido y
ultrasimplificado por acción y efecto de las plataformas y redes digitales, y
el “infotainment” de los monopolios comunicacionales. Ante tanta “memización”
audiovisual, ante tanto ruido y grito hueco, narcisismos y “aislacionismos”, la
poesía no renuncia a sus polifacéticas capacidades y poderes. Se constituye,
toma la palabra, y se ofrece a la lectura, al intercambio y al diálogo, base y
fundamento para una verdadera cultura.
Demian Paredes (1978) es escritor y editor. Sus trabajos de crítica y ensayo fueron publicados en revistas y libros como Perspectivas regionales, Hispamérica, Zama, Historia crítica de la literatura argentina, y sus entrevistas y trabajos de periodismo cultural en Otra Parte, Escritores del mundo, Letras, Liberarte, La Izquierda Diario, Perfil y el suplemento “Radar libros” del diario Página/12. Fue parte del Instituto del Pensamiento Socialista, que desde Ediciones IPS recuperó y relanzó la obra de León Trotsky y otros pensadores marxistas. Publicó, junto a Noé Jitrik, Siete miradas. Conversaciones sobre literatura (2018).
Esteban Moore (Buenos Aires en 1952). Poeta, ensayista y traductor. Autor de una decena de libros de poesía y varios volúmenes de poesía en traducción del inglés al castellano de distintos autores contemporáneos en lengua inglesa. Colabora con revistas y diarios del exterior y sus ensayos han sido reunidos en libro. Ha obtenido becas del Fondo Nacional de las artes.
Su obra ha recibido diversas distinciones entre ellas en 2012 la Orden Alejo Zuloaga, otorgada por la Universidad de Carabobo, Valencia Venezuela y en 2020 la Legislatura de la Ciudad Autóma de Buenos Aires lo declaró: Personalidad destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el ámbito de la cultura.
En poesía ha publicado: La noche en llamas (Buenos Aires,1982); Providencia terrenal (Buenos Aires,1983); Con Bogey en Casablanca (Buenos Aires, 1987); Poemas 1982-1987 (Buenos Aires,1988); Tiempos que van (Plus Ultra, Buenos Aires,1994); Instantáneas de fin de siglo (Graffiti, Montevideo, Uruguay, 1999, mención Honorífica Premio Municipal de Buenos Aires); Partes Mínimas (Editorial Martín, Mar del Plata, Argentina, 1999); Partes Mínimas y otros poemas (Buenos Aires, 2003, segundo premio de poesía, Fondo Nacional de las Artes); Antología poética (Buenos Aires, 2004, Colección Poetas Argentinos Contemporáneos, Fondo Nacional de las Artes), Partes Mínimas -uno/dos- (Alción, Córdoba, Argentina, 2006); El avión negro y otros poemas (Buenos Aires, 2007, Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias), Veinte años no son nada (Alción, Córdoba, Argentina, 2010), Pruebas al canto (Textos de cartón, Córdoba, Argentina, 2012), Poemas -1982-2007- (Alción, Córdoba, Argentina, 2015), Selección Poética (Selección y prólogo Jorge Rivelli, Buenos Aires, 2019) y Las promesas del día y otros poemas (Córdoba, 2019).
Ha realizado la traducción de diversos autores de lengua inglesa: Lawrence Ferlinghetti, América desierta y otros poemas, Colección de Obras Representativas de la UNESCO (Ediciones Graffiti/Unesco, Montevideo Uruguay, 1996); James Laughlin, Los poemas de amor, (Mar del Plata, Argentina, 2001); Craig Czury, Tecnología Norteamericana y otros poemas (Buenos Aires, 2003); Charles Bukowsky, Una de las más ardientes y otros poemas (México,2004); Lawrence Ferlinghetti, Los Blues de la procreación y otros poemas ( Córdoba, Argentina, 2005); Sam Hamill, Ojos bien abiertos y otros poemas, (Valencia Venezuela, 2006); Jack Kerouac, Buda y otros poemas (Córdoba, Argentina,2008); John F. Deane, Lejano país y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2011); Sam Hamill, Un canto Pisano (Córdoba, Argentina, 2011); Allen Ginsberg, Aullido y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2012); Charles Bukowsky, Una de las más ardientes y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2012), Raymond Carver, Vos no sabés qué es el amor y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2015), Gregory Corso, Querido Villon y otros poemas (Córdoba, 2016), Breve selección de poesía norteamericana (Universidad de Puebla, México, 2016), Lawrence Ferlinghetti, La poesía como un arte insurgente (Córdoba, 2018); Gary Snyder, Selección Poética (Córdoba, 2021).
En su condición de cronista urbano ha dado a conocer: Librerías de valor patrimonial de Buenos Aires, (Dirección de Patrimonio, Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, diciembre 2003) y Pizzerías de Valor Patrimonial de Buenos Aires, (Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Junio 2006); ambos volúmenes realizados junto al artista plástico y escritor Horacio Spinetto.
En ensayo publicó: Primer Catálogo de Revistas Culturales de la Argentina (Ediciones Revista Cultura, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación y la Federación de Revistas Iberoamericanas, Buenos Aires, enero 2001), ha dado a conocer en revistas y diarios textos sobre la obra de Alberto Girri, H.A. Murena, Horacio Salas, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg y la poesía argentina contemporánea, reunidos en Versiones y apropiaciones (Córdoba, 2012), y Jorge Luis Borges: el escritor poeta (Buenos Aires, 2017) y Reunión de extraños: Borges, Buenos Aires, El Café, Jack Kerouac y otras cuestiones (Córdoba, 2020).
Ha colaborado con el ensayo ‘De la ranchería a la ciudad moderna’ en Argentina 1810-2010: Bicentenario, Secretaría de Cultura, Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 2010 y ‘El bicentenario de la declaración de la Independencia y la tradición literaria argentina”, incluido en Independencia e integración nacional (1816-2016) Dos siglos de búsquedas, Fundación Banco Ciudad, Buenos Aires, 2016.
Ha participado los festivales de poesía: Internacional de Montevideo, Uruguay (1993); Internacional de Medellín, Colombia (1995, 2005, 2010); Rosario, Argentina (1994); Encuentro de Escrituras del Mercosur, Asunción, Paraguay (2002) Festival de Cali, Colombia (2005); Encuentro de Escrituras, Maldonado, Uruguay (2006, 2007, 2008, 2009, 2011,2012,2013, 2014), Semana de las letras y la lectura (Rosario, Argentina, 2007), Encuentro Internacional de Poesía de Valencia, Venezuela (2006, 2012); V Semana Poética Universidad de Dickinson, Carlisle, Pennsylvannia, EEUU (2007), Festival Internacional de Poesía de Bogotá, Colombia (2011); Festival Internacional de Córdoba (2012); Festival Internacional de Buenos Aires (2012), Festival Internacional de Lima (Lima, 2013), Festival Internacional de Poesía de Venezuela (Caracas, 2015) y fue invitado en 1990 a la escuela de poesía The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics, fundada por Allen Ginsberg, donde inició un proyecto de traducción y en 1994, a la Schüle fur Dichtung in Wien , Viena Austria, donde expuso sobre poesía y traducción.
En 2005 y 2010 dictó en la Escuela de Poesía de Medellín seminarios sobre las poéticas de los Beats.
Colabora con publicaciones del país y del extranjero. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, francés, alemán, lituano, portugués y Albanés e incluida en diversas antologías