lunes, 20 de mayo de 2024

José Napoleón Oropeza: Un Líder Cultural del Ateneo de Valencia, la Venezuela

 



NOTAS AL 2024

¿Memorias del futuro pasado?

Estas notas fueron escritas en 2002 (según indica la fecha de creación del archivo y que, además, ha sobrevivido a la  migración a cuatro computadoras). Recuerdo que nacieron con el propósito de optar a alguna beca para cursar estudios de pregrado en Estados Unidos.

Yo ya me había graduado de ingeniero casi un año antes, pero no tenía inconvenientes incluso de cursar de nuevo la misma carrera porque el agobio del «no hay futuro», me consumía como a Sarah Connor las llamas de sus pesadillas.


Era una competencia con pocas probabilidades de éxito, sin embargo, pasé hasta la segunda ronda y en esa vuelta tocaba hacer un ensayo sobre algún líder local y exponer por qué esa persona era un ejemplo a seguir. Escogí a José Napoleón Oropeza porque en aquella época yo participaba en un taller de lectura poética en el Ateneo de Valencia (al que jamás llamaré MUVA) y me pareció, que, a pesar de todos los escollos, Oropeza había logrado mantener el Ateneo a flote sin desvirtuar su propósito.

 
Para el Reflujo, tome MUVA

Sé que este texto puede parecer demasiado amable —la gestión de Oropeza tuvo sus bemoles—, pero la suma de sus aciertos creo que fue positiva y eso es lo que quiero rescatar ahora que el escritor nos ha dejado.

Después de que nuestro Skynet local ha mantenido por años su política de tierra arrasada, seguimos aquí, construyendo desde lo íntimo, desde lo privado, en el cine, la literatura, la música, incluso en las iniciativas públicas se cuela el espíritu crítico. El propósito del ateneo de Oropeza sigue en pie, vive en quien lee, pinta o escribe sin ánimo de complacer, sino de resistir.

Así que, si estás leyendo esto, tú eres la resistencia.


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Javier Domínguez

“No sigas el camino, en lugar de eso,

ve donde no exista uno y deja una huella”

  Ralph Waldo Emerson

 

            El tema del liderazgo y los líderes ha sido estudiado desde diversos ángulos desde el siglo XX. Se pueden tener tantas definiciones como autores se consulten, ningún concepto de liderazgo parece ser concluyente,  existen puntos de coincidencia y divergencia entre los investigadores, así por ejemplo, para Antonorsi y Szilágyi el líder es un guía “persona que conduce y enseña a otra el camino, es una persona que dirige y enseña a otra para hacer o lograr lo que se propone”.1 Sin embargo, para Maxwell el líder es la persona que puede influenciar a otras: “después de más de cuatro décadas de observar el liderazgo en mi familia, y después de muchos años de desarrollar mi propio potencial, he llegado a esta conclusión: el liderazgo es influencia”.2 Aunque ambas son diferentes, las apreciaciones se complementan y de ahí se puede argumentar que el liderazgo es la capacidad de motivar y enseñar a otros a trabajar por un objetivo común. Tanto el equipo de trabajo como el líder forman una dupla simbiótica en la cual el líder conduce a la meta a través de varios pasos, según Antonorsi y Szilágyi éstos son:

 

  1. Definir la realidad. ¿Dónde estamos?
  2. Compartir una visión. ¿A dónde vamos?
  3. Armar el equipo. ¿Quiénes vamos?
  4. Guiar al equipo. ¡Vamos!
  5. Celebrar los logros. ¡Llegamos!

 

            Este es un esquema que puede verse dentro de la gestión del Dr. José Napoleón Oropeza quien se ha desempeñado como presidente del Ateneo de Valencia durante once años. Oropeza nació en Puerto Nutrias, Estado Barinas en 1950, vive en Valencia desde los quince años. De inteligencia precoz, aprendió a hablar latín fluidamente a los trece años y da sus primeros pasos en la literatura a través de la poesía. A los diecisiete recibe un  premio literario en el liceo José Rafael Pocaterra por un ensayo sobre la novela Cubagua -obra que él considera fundamental dentro de la narrativa venezolana- gracias a este reconocimiento entra a trabajar en el Ateneo de Valencia. A los diecinueve gana el Concurso de Cuentos de El Nacional, con la obra La muerte se mueve con la tierra encima. En 2002 vuelve a ganar este certamen con el cuento Entre la cuna y el dinosaurio. Obtiene su doctorado en Londres a finales de los años setenta y actualmente se desempeña como profesor de postgrado de la facultad de educación de la Universidad de Carabobo, el rol de docente ha acompañado a Oropeza durante toda su vida. A lo largo de su carrera como escritor ha publicado alrededor de doce libros y ha sido más reconocido por su labor como escritor que como gerente cultural. La intención de este ensayo es la de enseñar esta otra faceta de Oropeza como ejemplo de una gerencia pública eficiente.



            Como ya se señaló, Oropeza se inicia en el Ateneo a los diecisiete años, desde entonces se ha desempeñado en varios cargos dentro de la institución lo cual le permitió concebir su propio concepto acerca de la función de los ateneos y museos. Según sus propias palabras la función del ateneo es: “debe ser el gran vaso comunicante entre todas las instituciones... es el espejo de la comunidad y debe ser su gran líder” así mismo “deberían ser los espejos de la democracia en el sentido de la alternabilidad, la oportunidad de que la gerencia la efectúen miembros de la junta directiva de manera alterna.” Oropeza es electo como presidente del Ateneo en Marzo de 1991. En aquel entonces gana las elecciones con un programa muy concreto de trece puntos el cual se ha desarrollado desde el inicio de su gestión. La llegada de Oropeza no es entonces casualidad, ocurre como consecuencia de una visión muy clara de lo que se deseaba. Él logró transmitir sus esperanzas y sueños de una forma tan clara que logró hacer que los demás los tomaran como propios, entonces se puede comprobar que la influencia es ciertamente uno de los elementos fundamentales del liderazgo. Desde sus primeros días como presidente, Oropeza se fijó como misión modernizar la labor del Ateneo, porque éste permanecía anclado a una visión atrasada del quehacer cultural.  Sin embargo, mantuvo los programas permanentes como el Salón Michelena, la Bienal Pocaterra, los Cuadernos Cabriales y la biblioteca Enrique Tejera. De esta forma, se inició un proceso de cambios, conservando los logros de las gestiones anteriores. Oropeza identificó realidad del momento, decidió lo que debía modificarse y aquello que debía permanecer, cumpliendo así el primer paso del modelo enumerado al principio (¿dónde estamos?). El primer año de Oropeza al frente del Ateneo se inició con metas específicas entre las cuales se destacan:

§  Ampliación de la sede, hasta lograr la construcción de un edificio de ocho (8) niveles que albergue: biblioteca, cafetín, salas de exposición, espacio de usos múltiples, dependencias administrativas, depósito, auditórium y espacio para talleres.

§  Reorganización curricular de la casa de los talleres.

§  Reorganización de la biblioteca y restauración de los volúmenes históricos.

§  Creación del teatro infantil Cataplum.

§  Creación del circuito de títeres Correcaminos e implantación de módulos en diversos sitios del Distrito Valencia.

§  Cursos de formación y capacitación para el personal que labora en el Ateneo.

 

Con estos objetivos, el nuevo presidente fijó las metas de los próximos años, basado en ideas propias y ajenas, las cuáles transmitió a su equipo de trabajo. De esta forma, Oropeza pasa al segundo paso del esquema (¿a dónde vamos?) con metas claras y precisas.


            Luego de rodearse de un equipo de profesionales en las áreas administrativas y artísticas, formó una estructura organizacional horizontal, se rediseñaron los talleres creativos para la comunidad y así nació Fundataller, en un modesto local alquilado en la parroquia San José. Esta nueva fundación se encargaría de ser un semillero de nuevos artistas en las áreas de narrativa, pintura, fotografía, escultura, poesía. Además de ser un puente con la comunidad para seminarios literarios y de apreciación artística. Así Oropeza cumple con el tercer paso del esquema (¿Con quién vamos?) al rodearse de un equipo de trabajo que lejos de opacar su labor, ha sido la clave de su éxito dentro del Ateneo.


            En el transcurso de once años el Ateneo se ha enfrentado con el sempiterno problema del presupuesto, actualmente funciona con un gasto de doce de millones de bolívares mensuales, este ha sido el presupuesto desde 1996 (es decir, de $25,500 en 1996 a $12.500 en el 2002), sin embargo, la administración eficiente y la búsqueda de otras fuentes de financiamiento dentro de la industria privada (patrocinantes, donativos de materiales, etc) ha permitido no sólo mantener a flote la institución, sino llevar a cabo los programas de modernización. Otra solución ha sido el autofinanciamiento a través de iniciativas como la Librería Cubagua.  Esto demuestra una visión que va más allá de detenerse ante los problemas y llevarse las manos a la cabeza, la actitud del presidente ha sido la búsqueda constante de soluciones inmediatas y permanentes. La guía de los líderes en momentos difíciles es vital para mantener el entusiasmo dentro de las organizaciones. En este sentido, Oropeza ha sido un magnífico guía para el personal del Ateneo. Lo cual lo encaja perfectamente con el cuarto paso del esquema principal (¡Vamos!).



            Si bien para Oropeza aún quedan muchas metas por cumplir, es interesante hacer un balance de los avances durante su gestión, los proyectos enumerados al inicio de su programa se materializaron en el Museo Salón Arturo Michelena, finalmente inaugurado en noviembre de 2001, la estructura consta de seis pisos, salas de exposiciones, áreas administrativas, presidencia, terrazas, biblioteca y centro de documentación. La reorganización de los talleres dio como resultado la cátedra de estudios libres Ida Gramcko, Fundataller pasó a instalarse definitivamente en la calle posterior al Ateneo y ahora se conoce como la casa de los talleres. Así mismo en el año 1994 se iniciaron los cursos de apreciación artística que evolucionaron hasta permitir la creación del Centro Piloto Luis Eduardo Chávez en 1999. Este instituto tiene como misión la formación de profesionales en diversas áreas del arte y gerencia cultural, además de los talleres individuales de fotografía, dibujo, pintura, orfebrería y teatro. Sus egresados obtienen títulos avalados por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte como Técnicos Superiores Universitarios en Arte. Como líder del Ateneo, Oropeza ha llegado lo suficientemente lejos como para celebrar sus logros, cerrando así el círculo del esquema inicial (¡Llegamos!).


            En el año 1999, Oropeza fue electo como presidente de la asociación de ateneos de Venezuela, desde ahí quiso transmitir su visión al resto de los ateneos del país y así nació la visión de los Museos sin Muros, es decir, diseñar instituciones culturales con el fin de establecer una relación geográfica y ecológica con la comunidad, además de tener una estructura organizativa que facilite el contacto con el hecho cultural. Sin embargo,  debió dejar el cargo por motivos de salud.


            Oropeza se ha definido así mismo como un soñador de grandes metas, tanto en su rol de artista, gerente y maestro, ha demostrado siempre ser una persona inspiradora que ha sabido rodearse de los mejores valores humanos en cada una de las áreas de su vida. Obviamente no se amilana ante los obstáculos y prefiere superarlos manteniendo la vista fija en su objetivo. Se ha involucrado con cada uno de los empleados del Ateneo de Valencia y conoce muy bien a su equipo de trabajo. Además disfruta de sus éxitos y ha demostrado que la gerencia pública eficiente es posible. Por estos elementos se puede concluir que José Napoleón Oropeza es un líder de la difusión cultural que sin duda ha dejado una huella para ser seguida.

 





1 Antonorsi B. Marcel y Szilágyi Alejandro. Liderazgo (concepto, proceso, maestría personal).  Visión compartida. Caracas.

2 Maxwell, Jhon. Desarrolle al líder que está en usted. Editorial Caribe. 1996.



En Persona:José Napoleón Oropeza




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Javier Domínguez. Valencia. Venezuela.

Narrador. Autor de los libros de cuentos “El camino de los hilos” (2005) y “Mundos diagonales” (2015). Y la novela inédita “Crónicas del triunfo”.

2do. Lugar en el XI Concurso de cuentos de La Policlínica Metropolitana 2017. Caracas. Venezuela.



Actualmente es coordina el taller de narrativa “Escribe tu cuento” en la Fundación La Letra Voladora. Además de colaborar con microcuentos en el sitio web www.microcuentos.es



lunes, 13 de mayo de 2024

La poesía en acto de Esteban Moore en Al margen de la noche





PRÓLOGO AL MARGEN DE LA NOCHE POR DEMIAN PAREDES

 

Esteban Moore: poesía en acto

 

 

 

La presente antología recorre cuatro décadas de labores poéticas de Esteban Moore (1952), desde su primer poemario, aparecido en 1982, hasta el más reciente, publicado en 2019. Dichas labores se combinan con el trabajo en prosa, en forma de ensayos y artículos, y con la traducción, en su caso de poesía y prosas en inglés.

  

Jorge Luis Borges y Esteban Moore en 1975. Página 12.


Las lecciones, postuladas e implícitas, del alto modernismo en literatura: Ezra Pound (Make it New), James Joyce (Ulises, Finnegans Wake) y T. S. Eliot (La tierra baldía) son el trasfondo o background en el que Moore se basa, junto a las corrientes, tendencias y tradiciones locales (la gauchesca, la ciudad con sus “urbanidades” como los Cafés porteños, y elementos y “zonas” de nuestra lengua como el lunfardo, el mismo castellano rioplatense, etc.), para desarrollar su propia voz, y su propia poética. En Jorge Luis Borges (1899-1986): el escritor poeta –un ensayo publicado primero en diarios y revistas, y luego en un volumen– Moore da cuenta de los múltiples elementos que confluyen o pueden confluir para que se establezca un linaje original en una cultura. Para su concepción, “una tradición literaria debiera ser concebida como un prolongado proceso dialogal en el cual participan un conjunto de voces, propias y ajenas, las que a través de la lectura, la traducción y la reescritura, actividades que constituyen un indudable acto de interpretación y apropiación, se amalgaman en una voz posterior, adquiriendo en la fusión nuevo sentido”. Agregando: “Las poéticas no se imponen unas a otras: interactúan, cooperan, se hibridan, como en las ciencias se fundan en aquello que las precede”.

 

 

Esta cuestión de poéticas, que Moore entiende como “un debate estético que se ha extendido de diversas maneras y formas hasta nuestros días”, se puede apreciar desplegada –de la potencia al acto– a lo largo de sus libros en general, y de los de poesía en particular: desde La noche en llamas (1982), Providencia terrenal (1983) y Con Bogey en Casablanca (1987), pasando por Tiempos que van (1994) e Instantáneas de fin de siglo (1999), hasta El avión negro (2007) y Las promesas del día y otros poemas (2019). En todos estos libros se encuentra ese “acto de interpretación y apropiación” constituido por “la lectura, la traducción y la reescritura”. El presente libro intenta brindar una muestra de ello, compilando medio centenar de piezas tomadas de todas estas publicaciones. Sólo se exceptúa aquí a Partes mínimas uno / dos (2006), omitido debido a su integridad “orgánica” como obra: setenta piezas, cuyo título lo constituyen versos de poetas en otros idiomas, numeradas.

 

MI BUENOS AIRES QUERIDO - CARLOS GARDEL


Los primeros poemarios de Moore contienen, en general, versos breves y concisos, referidos a un lugar y a la identidad, como el titulado con comillas, igual que el famoso tango de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel: “Mi Buenos Aires querido”; además, al oficio: “Encargo para el poeta”; a otras personalidades de la poesía, como “Alejandra”, dedicado a Pizarnik; e interrogaciones, exclamaciones y clamores a la “Patria”, a tono con la época de muertes e incertidumbres en la que surgen. Jorge Santiago Perednik, en Nueva Poesía Argentina durante la dictadura (1976-1983), libro publicado en 1989 y reeditado en 1992-1993, compiló allí cinco poemas de Moore: “Pregunta 2”, “Sueños del día”, “Ser somos qué?”, “Transpiraciones” y “Muerte natural”, tres de los cuales se reproducen también aquí. Con Bogey en Casablanca significa un salto cualitativo, una ampliación, afianzamiento y robustecimiento de su voz, en tonos y temas; es el poemario que más piezas aporta a la presente publicación: doce, incluyendo “Al margen de la noche”, de factura lírica breve y sencilla, pasando por “Las calles” y “El café” –tópicos a los que volverá, bajo otras formas, en un reciente volumen de ensayos: Reunión de extraños: Borges, Buenos Aires, el café, Jack Kerouac y “Con Bogey en Casablanca”otras cuestiones–, hasta , una de sus más destacadas y difundidas piezas, donde convive-combina la clásica película con –nuevamente– Carlitos” (Gardel), en cruces temporales, entre imágenes y diálogos. De ahí que colegas, poetas de generaciones y camadas anteriores y posteriores, apreciaran temprana y favorablemente la poesía de Esteban Moore, desde Joaquín O. Gianuzzi y Elizabeth Azcona Cranwell, pasando por Luis Benítez y Jorge Rivelli, filiándola a lo que ha terminado denominándose para la poesía local “generación de 1980”.

 


Los dos poemarios siguientes, aparecidos en la década de 1990, siguen incorporando temas, conjugando pasado y presente, referenciando lo urbano y lo rural, lo individual y lo colectivo, con distintas jergas y términos. Títulos como “In vitro” y “Lectura”, “Ángeles caídos” y “Breve vuelo transandino” ya indican una dirección –o, cuando menos, alguna pista o intención–, donde Moore también apela a las experiencias propias y al recuerdo, consolidando su voz, y extendiendo su poesía –a veces, a lo largo de varias carillas– en versos más extensos.

 

Otra parte.

Finalmente, los dos poemarios aparecidos en pleno siglo XXI, El avión negro y Las promesas del día y otros poemas traen nuevas referencias al ambiente rural, como en “Mirá eso, pronto no lo volverás a ver” y “Chacareros”, nuevamente apareciendo elementos autobiográficos. Esto comentó el mismo poeta en una entrevista que le hice en 2020: su infancia transcurrió en torno a la localidad de Lobos –lo que daría contraste luego, al conocer la ciudad–, de donde emergen dos “símbolos” de la cultura y la política, y de allí provienen cantidad de recuerdos. Contó: “Nací de paso en Buenos Aires, en una clínica de Palermo. Sin embargo, pasé mi infancia en las inmediaciones de Lobos, la tierra de los dos Juanes: Perón y Moreira. De aquellos días me quedan distintas imágenes: la llanura tendida de la denominada cuenca del Salado castigada por la sequía y la inundación, el oro de los campos de trigo en diciembre surcados por las grandes trilladoras, los paisanos arreando la novillada, las fiestas criollas, las carreras cuadreras y los domingos en los boliches de campaña. Pero, en 1961, con la excusa de darme una mejor educación, me enviaron a vivir a Buenos Aires a la casa de mi abuela materna. Entonces descubrí, aquello que en visitas ocasionales hasta entonces no había advertido, la gran ciudad. Quedé deslumbrado. Por eso siempre recuerdo aquellos versos de Guido y Spano, como si fueran propios: ‘He nacido en Buenos Aires/ ¡qué me importan los desaires/ con que me trate la suerte!/ Argentino hasta la muerte/ he nacido en Buenos Aires.’ Los escuché por primera vez en 1967. Mientras que, por otra parte, “Asado en la Barra de Maldonado”, por ejemplo, acude otra vez al recuerdo de una vivencia, aunque en tiempos más recientes.

 

Buenos Aires - Drone Video


Entre las poéticas y tendencias que encuentra durante y en la posdictadura, Perednik destacó, entre las revistas que se fueron consolidando hacia 1979, a Sátura, aparecido su primer número en 1980, “bajo la dirección de Fernando Kofman acompañado en los primeros números por Mariano Aufgang y luego por Esteban Moore. Y señala: “Aunque tuvo un criterio de publicación amplio, es llamativa por lo poco frecuente en un medio cultural como el argentino, afrancesado, la atracción de los responsables por la literatura anglosajona y centroeuropea”. Moore, ya se dijo, traduce la lengua inglesa –especialmente de Estados Unidos, y particularmente la poesía de los beat–, y dicha actividad, junto a los libros publicados en Argentina y varios países de América Latina, se aprecia en un buen número de revistas en donde aparece, a lo largo de las décadas. Sólo para hacer referencia al ámbito local, el Archivo histórico de revistas argentinas (AhiRA) permite una rápida pesquisa en su web, para encontrar a Moore traduciendo y publicando a Allen Ginsberg y a Jack Kerouac, escribiendo reseñas, y publicado poesía propia en revistas de Buenos Aires y otras ciudades: Contrapelo, El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol, Unicornio, La Pecera, Diario de poesía y Hablar de poesía. Ha sido y es una presencia constante en el panorama poético argentino, y, también, latinoamericano.

  



La poesía de Esteban Moore se despliega, entonces, como una voz, como una obra –lograda con arte y oficio–, de libro a libro. Dialoga, y pone en diálogo obras, culturas y lenguas, desde cada poema. Poema que, como postulara Octavio Paz en El arco y la lira (1956), constituye la poesía misma. Es esta parte integrante de una poesía nacional (o rioplatense) cuya amplitud y variedad, profundidad y vitalidad ya ostenta más de dos siglos de vida –sumándole casi un cuarto de este tercer milenio–. Moore recupera y reelabora la tradición –conserva y supera, en el sentido mallarmeano (hegeliano) del término–, se enriquece con múltiples lenguas, y genera su propia voz, poniendo en acto una “invención verbal” (como dijera Terry Eagleton), opuesta al uso cotidiano y más o menos “funcional” diario, al desgaste del idioma utilitario y corriente, y especialmente contra la presente época, en la cual campea a sus anchas el “globish”, un inglés (básico) “global”, neolengua funcional a los poderes económicos y políticos establecidos –como señala, critica y polemiza Barbara Cassin en Elogio de la traducción (2016)–, y donde el empobrecimiento del pensamiento y la expresión en todos los estamentos y sectores sociales es notorio actualmente, promovido y ultrasimplificado por acción y efecto de las plataformas y redes digitales, y el “infotainment” de los monopolios comunicacionales. Ante tanta “memización” audiovisual, ante tanto ruido y grito hueco, narcisismos y “aislacionismos”, la poesía no renuncia a sus polifacéticas capacidades y poderes. Se constituye, toma la palabra, y se ofrece a la lectura, al intercambio y al diálogo, base y fundamento para una verdadera cultura.


Al margen de la noche,contraportada

 


Leer para Comprender Esteban Moore
111 visualizaciones  25 feb 2015




Ahora podrán disfrutar de cuatro poemas extraídos de la antología "Al margen de la noche"


La Guairita.



BUENOS AIRES: TAN LEJOS, TAN CERCANA

 

Encandilados por el pasado -su  peso específico

‘el pudo haber y no haber sido’ atormentándonos

salimos del museo La Casa de la Estrella

y caminamos

bajo el límpido firmamento venezolano

las calles de la parroquia de La Candelaria,

         el barrio viejo de Valencia

donde el presente -al compás de bocinazos

        y músicas de estruendo a todo volumen-  

                                   asume sus pretensiones

 

Ya sedientos de horas al sol

                entramos a La Guairita

 

 Ordenamos sardinas a la parrilla

                             /la especialidad de la casa

         mucho limón para condimentarlas

         y bebimos Solera Verde

                                            /bien helada

 

Desde un viejo tocadiscos -gastados vinilos

desgranaban las voces de Julio Trujillo

                                                           y Felipe Pirela

 

Gardel que nunca falta a la cita

cuando se trata de acompañar a un argentino

                                                  /en tierras lejanas

cantó Mi Buenos Aires Querido

 

 


LAS PROMESAS DEL DÍA

                          

La ciudad despierta a los monótonos acordes

                      /de una música mecánica, motores y metal

                                                    en movimiento

El sol ilumina el firmamento turbio -su dilatada  paleta de grises

 las vaporosas formaciones de combustible quemado

el aire fétido, agrio, ácido

                                se acompaña

del humo oscuro de los incendiados  basurales a cielo abierto 

                                                      /que flota letal desde el sur

 

La radio entre cantantes latinos / rock chabón

                               y cumbia

críticos travestidos, historias de sexo,  secretos de alcoba, drogas, crímenes,

la vida íntima de los jugadores de fútbol

                   los implantes mamarios

                de las vedettes  -las botineras --las estrellitas de turno

transmite las últimas noticias -argumentos políticos–visiones del mundo

horneadas  en beneficio propio en la cocina

                                          /de los ‘saberes convencionales’ –q.v.:J.K. Galbraith-

concebidas por los propietarios de vidas y hacienda

quienes  tensan los hilos que guían a sus marionetas parlantes

 

La ciudad ya se entrega a la soledad de la multitud,

en las calles -restos de comida

                                     -botellas

                                     -basura

el  penetrante olor de la orina, de la mierda

                                                                  /tan humanas

 

Casa de la Estrella

 

A RUMBO ABIERTO

 

Anduve la tendida llanura de la cuenca del Salado

sus rutas -sus caminos -sus canales hinchados de agua

Dormí bajo estrellas y lunas envueltas en bruma

En el valle del  Río Negro me obsequiaron manzanas 

                                       /del tamaño de una calabaza

Apagué mi sed en las heladas aguas del Ñiriguau

Todo esto recuerdo hoy aquí a la ribera del Paraná

y también

los gemidos de un moribundo en un hospital de campaña

la furia del viento en los grandes eucaliptos

el brillo ardiente de aquellos ojos claros

Todo esto recuerdo mientras observo los buques

                       /que navegan lentos contra la corriente

y celebro en silencio:

el buen sol - la brisa suave -el vino fresco

                                                               -la palabra mar

 

 

Caracas de noche consumiendo electricidad a sus anchas. Fotografía de Andrés Azpúrua


EN LO PROFUNDO DE LA NOCHE



el agua contenida en la pava

hierve sobre el fuego

en la noche todo es silencio

cada uno de nuestros dioses goza

la otorgada quietud de la noche

en el que una multitud

de cuerpos sin rostro

se desplaza en las sombras

el ardiente metal de la pava

separa las llamas del fuego

de los borbotones del agua

los cuerpos no hacen ruido

sus pisadas

nunca retumbarán en tus oídos

en el silencio

nadie

nadie responde

a los nombres que lento repito

la multitud de cuerpos desnudos

se desliza en las tinieblas

en la negra noche eterna

siembre abismal

donde el silencio crece

como un dios

todavía desconocido.


En lo profundo de la noche (Esteban Moore, Argentina) en el Festival de Poesía de Medellín.




Capilla de la Casa de la Estrella



ÁNGELES CAÍDOS

 

 

 

                          “city of fallen angels"

                            Pintada mural/Silver lake/ Los Ángeles, California.

 

 

 

 

Borracho de alcohol

y desesperación

Dylan con sus aullidos estremece la noche

Vallejo tose en un conventillo parisino

la noche se extiende en los hemisferios

en México Lowry

oculta sus visiones zoológicas

en las abrasivas lenguas del mezcal

viajando  sobre el chirrido de un tren de carga

Kerouac canta ronco vómito tras vómito

las bondades del agrio vino californiano

Bukowski resbala y cae

en la noche brillante del Sunset Boulevard

en la trastienda de una farmacia de turno

Carver abre una botella de licor clandestino

mientras una vieja con un perro ridículo

espera el preparado

que tranquilizará sus tormentas

a esta hora de la madrugada

quizás alguien se esté preguntando

qué sucede

bajo el ardiente sol de los parajes sureños

en el extremo de Oriente pálido de luna

En una jaula iluminada por reflectores

Pound murmura palabras

que sus carceleros no comprenden

Michaux cubierto de noche

en un cementerio de Cuernavaca

se deja volar en sustancias

sin entender la magia del paisaje

en una ciudad que lo desconoce

Julio Huasi

decide por mano propia

abrazar las tinieblas

otros en el pico de una botella

apagan los exactos compases del corazón

En un sitio donde todos cantan la belleza

de las ondulantes mujeres junto al mar

alguien bebe risueño su caipira

absorbe el oscuro aroma del azúcar

el rancio perfume de pobladas axilas

la imaginada fragancia de una flor

pleno sabor deseado

nosotros desde Montevideo observamos

el cielo cargado

Los modos cambiantes del tiempo

no conocen la amabilidad de tus deseos

se desplazan imperturbables

a través de las cordilleras los océanos

las llanuras

cruzan el poniente

someterán a cada uno de aquellos

que intenten penetrar sus polos de radiación

a las pequeñas

obsesivas cuestiones cotidianas

Perlongher viaja en un  automóvil

que se desliza

hacia los suburbios

su destino

una capilla donde frente al altar

en el círculo de energía otorgada

ante los ojos

del sangrante cordero de Dios

un sacerdote administra la esperanza

sí y…

qué dones qué palabras mama

en su desesperada desilusión

en qué aguas alimenta esa fe apresurada

Padre Nuestro…

que estás en las sacrísimas alturas

comienza la  invocación inútil

su único consuelo

la voracidad de Dios

Al viento en el río

voces extrañas

en el río al viento

desconocidas almas en pena

Aquel que elige

en la pobreza del exilio

el nombre de Sebastian Melmoth

recuerda una esposa los hijos tan amados

añora ese mundo al que no podrá regresar

infantilmente recuerda la redondez

de su colección de fina porcelana

el color de Londres bajo la luz del otoño

anota en su cuaderno:

poseo la tranquilidad de los objetos perdidos/

soy un hombre que ha vivido su tiempo/

en simbólica relación con el arte/

ya no se avergüenza en las calles

cuando alguien murmura a sus espaldas

o grita Fingal O’Flahertie ooo ooooooohhhhh

él repite en voz baja mansamente:

el dolor es un momento demasiado prolongado

Tampoco imaginará de Joyce

el calembour lanzado en

The Ballad de Persse O’Reilly:

Fingal Mac Oscar Onesine Bargearse Boniface

a quién se le ocurre

Ortodebarcaza Carabonita

Las sombras

su proyección geométrica

permanecen

quién o qué

erosiona la forma que envuelve

grabará en la historia

las marcas del pudor ajeno

Alguien recuerda

el eclipse de  luna de Lu T’ung

la figura del cielo el emperador

la visión de sus ojos

apagándose en la belleza terrenal

la luna el ojo nocturno del cielo

devorada por la tremenda boca del sol

y de la terrible ejecución

de este poeta que amó las alegorías

en el 835 año del Señor

No tienen nada que decir

Pregunta una voz ajena

El gran círculo gira sobre su propio eje

Las primeras luces del alba

Penetran profundos pliegues abismales

Las imágenes fulgentes

Se repiten

Una y otra vez

En la superficie bruñida

Qué podrán decir en México

en Montevideo en Buenos Aires

que no haya sido cantado en el Occidente

en Venezuela en el extenso Brasil

en el muerto Oriente perdido

donde los magos

buscan por el firmamento

la luminosa trayectoria de una estrella

la develación del secreto

Auden

en vísperas de un nuevo año

propone un brindis alza su copa

elevo dice

en el agrio aroma del licor

el peso de los planetas

la mutabilidad del universo

no busquemos en el pasado

edenes ilusorios

menos aún

la seguridad de las jerarquías

el siglo nos presentará

las imaginadas ruinas

Rimbaud arrastrará

su gangrena de oros

El cuerpo de Alejandra

sus oscuros labios de sangre quieta

callarán la última palabra

 

               A Yeyé in memoriam

                Custozzagasse 5, Viena, 1994. 


Fotografía de Russ Allison Loar




Esteban Moore - Semana de las letras y la lectura (Angeles caídos)
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Demian Paredes (1978) es escritor y editor. Sus trabajos de crítica y ensayo fueron publicados en revistas y libros como Perspectivas regionales, Hispamérica, Zama, Historia crítica de la literatura argentina, y sus entrevistas y trabajos de periodismo cultural en Otra Parte, Escritores del mundo, Letras, Liberarte, La Izquierda Diario, Perfil y el suplemento “Radar libros” del diario Página/12. Fue parte del Instituto del Pensamiento Socialista, que desde Ediciones IPS recuperó y relanzó la obra de León Trotsky y otros pensadores marxistas. Publicó, junto a Noé Jitrik, Siete miradas. Conversaciones sobre literatura (2018).

Tomada de Alpialdelapalabra



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Esteban Moore (Buenos Aires en 1952). Poeta, ensayista y traductor. Autor de una decena de libros de poesía y varios volúmenes de poesía en traducción del inglés al castellano de distintos  autores contemporáneos en lengua inglesa. Colabora con revistas y diarios del exterior y sus ensayos han sido reunidos en libro. Ha obtenido becas del Fondo Nacional de las artes. 


Su obra ha recibido diversas distinciones entre ellas en 2012 la Orden Alejo Zuloaga, otorgada por la Universidad de Carabobo, Valencia Venezuela y en 2020 la Legislatura de la Ciudad Autóma de Buenos Aires lo declaró: Personalidad destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el ámbito de la cultura.


En poesía ha publicado: La noche en llamas (Buenos Aires,1982); Providencia terrenal (Buenos Aires,1983); Con Bogey en Casablanca (Buenos Aires, 1987); Poemas 1982-1987 (Buenos Aires,1988); Tiempos que van (Plus Ultra, Buenos Aires,1994); Instantáneas de fin de siglo (Graffiti, Montevideo, Uruguay, 1999, mención Honorífica Premio Municipal de Buenos Aires); Partes Mínimas (Editorial Martín, Mar del Plata, Argentina, 1999); Partes Mínimas y otros poemas (Buenos Aires, 2003, segundo  premio de poesía, Fondo Nacional de las Artes); Antología poética (Buenos Aires, 2004, Colección Poetas Argentinos Contemporáneos, Fondo Nacional de las Artes),  Partes Mínimas -uno/dos- (Alción, Córdoba, Argentina, 2006); El avión negro y otros poemas (Buenos Aires, 2007, Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias), Veinte años no son nada (Alción, Córdoba, Argentina, 2010),  Pruebas al canto (Textos de cartón, Córdoba, Argentina, 2012), Poemas -1982-2007- (Alción, Córdoba, Argentina, 2015), Selección Poética (Selección y prólogo Jorge Rivelli, Buenos Aires, 2019) y Las promesas del día y otros poemas (Córdoba, 2019).


Ha realizado la traducción de diversos autores de lengua inglesa: Lawrence Ferlinghetti, América desierta y otros poemas, Colección de Obras Representativas de la UNESCO (Ediciones Graffiti/Unesco, Montevideo Uruguay, 1996); James Laughlin, Los poemas de amor, (Mar del Plata, Argentina, 2001); Craig Czury, Tecnología Norteamericana y otros poemas (Buenos Aires, 2003); Charles Bukowsky, Una de las más ardientes y otros poemas (México,2004);  Lawrence Ferlinghetti, Los Blues de la procreación y otros poemas ( Córdoba, Argentina, 2005); Sam Hamill, Ojos bien abiertos y otros poemas, (Valencia Venezuela, 2006); Jack Kerouac,  Buda y otros poemas (Córdoba, Argentina,2008); John F. Deane, Lejano país y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2011); Sam Hamill, Un canto Pisano (Córdoba, Argentina, 2011); Allen Ginsberg, Aullido y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2012); Charles Bukowsky, Una de las más ardientes y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2012), Raymond Carver, Vos no sabés qué es el amor y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2015), Gregory Corso, Querido Villon y otros poemas (Córdoba, 2016), Breve selección de poesía norteamericana (Universidad de Puebla, México, 2016), Lawrence Ferlinghetti, La poesía como un arte insurgente (Córdoba, 2018); Gary Snyder, Selección Poética (Córdoba, 2021).


 En su condición de cronista urbano ha dado a conocer: Librerías de valor patrimonial de Buenos Aires, (Dirección de Patrimonio, Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, diciembre 2003) y  Pizzerías de Valor Patrimonial de Buenos Aires, (Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Junio 2006); ambos volúmenes realizados junto al artista plástico y escritor Horacio Spinetto.


En ensayo publicó: Primer Catálogo de Revistas Culturales de la Argentina (Ediciones Revista Cultura, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación y la Federación de Revistas Iberoamericanas, Buenos Aires, enero 2001),  ha dado a conocer en revistas y diarios textos sobre la obra de Alberto Girri, H.A. Murena, Horacio Salas, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg y la poesía argentina contemporánea, reunidos en Versiones y apropiaciones (Córdoba, 2012), y Jorge Luis Borges: el escritor poeta (Buenos Aires, 2017) y Reunión de extraños: Borges, Buenos Aires, El Café, Jack Kerouac y otras cuestiones (Córdoba, 2020).


Ha colaborado con el ensayo ‘De la ranchería a la ciudad moderna’ en Argentina 1810-2010: Bicentenario, Secretaría de Cultura, Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 2010 y  ‘El bicentenario de la declaración de la Independencia y la tradición literaria argentina”, incluido en Independencia e integración nacional (1816-2016) Dos siglos de búsquedas, Fundación Banco Ciudad, Buenos Aires, 2016.


Ha participado los festivales de poesía: Internacional de Montevideo, Uruguay (1993); Internacional de Medellín, Colombia (1995, 2005, 2010); Rosario, Argentina (1994); Encuentro de Escrituras del Mercosur, Asunción, Paraguay (2002) Festival de Cali, Colombia (2005); Encuentro de Escrituras, Maldonado, Uruguay (2006, 2007, 2008, 2009, 2011,2012,2013, 2014), Semana de las letras y la lectura (Rosario, Argentina, 2007), Encuentro Internacional de Poesía de Valencia, Venezuela (2006, 2012); V Semana Poética Universidad de Dickinson, Carlisle, Pennsylvannia, EEUU (2007), Festival Internacional de Poesía de Bogotá, Colombia (2011); Festival Internacional de Córdoba (2012); Festival Internacional de  Buenos Aires (2012), Festival Internacional de Lima (Lima, 2013), Festival Internacional de Poesía de Venezuela (Caracas, 2015) y fue invitado en 1990 a la escuela de poesía The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics, fundada por Allen Ginsberg, donde inició un proyecto de traducción y en 1994, a la Schüle fur Dichtung in Wien , Viena Austria, donde expuso  sobre poesía y traducción.


En 2005 y 2010  dictó en la Escuela de Poesía de Medellín seminarios sobre las poéticas de los Beats.


Colabora con publicaciones del país y del extranjero. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, francés, alemán, lituano, portugués y Albanés e incluida en diversas antologías